A diferencia de años anteriores, las conmemoraciones del 2020 se enfocaron bastante en el impacto de la pandemia COVID-19 en la vida de personas LGBTIQ+. Un estudio recientemente desarrollado por la Universidad Alberto Hurtado, la U. Católica del Norte y la organización MUMS, da cuenta que el 41% de las personas jóvenes LGBTIQ+ declaran demasiado agobio para expresar su orientación sexual e identidad de género en confinamiento. Más preocupante aún, 1 de cada 2 personas LGBTIQ+ reconoce que se siente muy incómoda con su familia en contexto de confinamiento.
Desde la Fundación Todo Mejora estamos abordando esta situación bajo el prisma de la salud mental, con el Programa Canales de Apoyo. Su objetivo es apoyar emocionalmente y orientar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, que reportan sintomatología depresiva, ansiosa y el riesgo suicida asociado a la violencia que se da en contexto de convivencia forzada con familiares hostiles a identidades LGBTIQ+. Igualmente, desde la fundación hemos advertido las dificultades en el acceso a tratamientos antirretrovirales para personas viviendo con VIH (TARV) y hormonales para personas trans y no binarias. En este escenario concluimos que la situación actual no es de distanciamiento social sino de más bien, de aislamiento de sus redes de apoyo.
En este contexto, el Orgullo 2020 refuerza demandas históricas para la comunidad LGBTIQ+. En materia de violencia y no discriminación, se reactivó la discusión de mejoras para la Ley Antidiscriminación, los avances y la urgencia en la discusión de los Derechos Filiativos y el rol que tienen las organizaciones de la sociedad civil y también aquellas instancias provenientes desde el sector privado. Desde la sinergia entre estos dos últimos sectores han surgido interesantes espacios y acciones que aportan a mejorar el bienestar de la comunidad LGBTIQ+.
Uno de ellos es el “Ciclo del Orgullo de ser quién eres”, que desarrollamos desde Todo Mejora con Natura Chile. A partir de estas reflexiones pudimos visualizar el desafío que se requiere para hacer frente al aislamiento de personas LGBTIQ+ respecto a sus redes de apoyo, el cual debe continuar más allá del Mes del Orgullo. Nuevamente nos encontramos en la necesidad de acabar con el silencio cómplice que muchas veces envuelve a la violencia en contexto familiar, especialmente ahora que ha aumentado.
De enorme importancia también, es que vayamos estableciendo formas sanas de vincularnos, aprendiendo cómo ser empáticos frente a la realidad del otro, buscando formas de autocuidado y, si nos es posible, mostrando nuestra disponibilidad de auxiliar a quién lo necesita. Sin lugar a dudas, el confinamiento puede ser una oportunidad para hacer de los espacios seguros una generalidad, de tal manera que nuestra sociedad permita, con libertad y igualdad, que cada cual desarrolle y goce su propia identidad.
Matías Trujillo Liempi
Subdirector de la Fundación Todo Mejora
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