Acciones para mantener la autonomía de las personas mayores

Es fundamental que comprendas los múltiples efectos positivos que tiene el hecho de que una persona mayor mantenga su autonomía: ayuda a mejorar su salud mental y física, se siente útil, promueve la ayuda con el cuidador o familiar, entre otras cosas.

En una sociedad en la que la adaptabilidad es indispensable, es importante colaborar y fomentar facilidades según movilidad y disponibilidad del adulto. Esto requiere de organización y vínculos, imprescindibles para evitar el fenómeno llamado indefensión aprendida: esto se puede atravesar en cualquier etapa de la vida, pero ocurre frecuentemente a los adultos mayores. Se trata de intentar varias veces hacer algo y no poder, y como resultado asumir que no hay capacidad para hacerlo.

Esto es un error, ya que, en un entorno correcto y mejorado, con nuevos recursos, los resultados pueden modificarse satisfactoriamente. Por esto mismo se recomiendan algunas opciones complementarias al cuidado profesional para alentar la independencia y poner en práctica:

● Mantener vigentes sus temas de interés: Incluirlos, actualizarlos y hacerlos parte puede ser un gran aliado a la hora de que se sientan parte de algo y, paralelamente, mantener su mente ágil.

● Actividades de interés y ejercicio físico: Talleres, lecturas, y/o actividades que fomenten su movilidad. Siempre teniendo en cuenta las posibilidades individuales, hay universos de cosas que se pueden proponer para el disfrute y aprendizaje continuo. Este tipo de actividades funcionan de manera terapéutica y sirven para mantener activas la motivación y autoestima.

● Alimentación saludable: Siempre en paralelo a las recomendaciones médicas y específicas de cada uno, sirve mantener en la rutina hábitos saludables que ayudarán a evitar enfermedades que, con la edad, tienen mayores riesgos.

● En algunos casos, y dependiendo de horarios o calendarización del adulto, se recomienda una rutina, ya que ayuda a propulsar la independencia.

● Ser respetuoso en los tratos: La forma en que una persona que requiere cuidados o ayuda es tratada por su cuidador es elemental para construir un buen entorno. Respetar los modos, no minimizar pedidos ni infantilizar. Ayudar a ser puente entre quien lo necesita y su autonomía, siempre potenciando la independencia y no al revés de no ser necesario.

● Mejorar y facilitar el entorno: Como te decíamos antes, la adaptabilidad es muy relevante en la sociedad actual, y en la adultez puede volverse complicado ser independiente y autónomo. Si bien lo ideal es que esto esté controlado con ayuda profesional, se puede optimizar el ambiente mejorando espacios, indicando de manera clara dónde y cuándo pedir ayuda en casos necesarios, y con un mediano orden que ayude a la rutina ya mencionada.

● Escucha activa de sus consultas e inquietudes: Es muy valioso que un adulto mayor se sienta cómodo a la hora de plantear consultas a sus personas de confianza, pues los vínculos son imprescindibles.

● Ser observador: Tanto para cambios repentinos como para nuevas consultas o pedidos, es necesario estar atentos con las conductas y necesidades que surjan para continuar alineados a los requerimientos básicos de la persona.

En función de lo mencionado, es importante disponer de una guía que te permita vivir la experiencia de acompañamiento de una manera óptima y confiable.

Esto suele ser más ordenado y fácil si cuentas con ayuda profesional para conocer hasta dónde es capaz de mantener la autosuficiencia el adulto, así como atender las necesidades al brindar un acompañamiento que beneficie su estado físico y mental. Esta confianza y plenitud te la puede brindar un servicio de geriatría a domicilio, como el ofrecido por Situ, pues cuenta con recursos para lograr un entorno seguro y confiable.

Recuerda reconocer la importancia de lograr el equilibrio entre servicio y compañía, y de ser necesaria, la ayuda de expertos que dispongan de experiencia adecuada para transitar junto al adulto el camino necesario.