La minería representa uno de los principales pilares de la economía chilena, aportando un 14,2% del total del Producto Interno Bruto (PIB) en el 2022, de acuerdo con los más recientes datos del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin). Esto hace indispensable que la industria nacional cuente con tecnologías de vanguardia para mantenerse como la primera productora de cobre y yodo, segunda en litio y molibdeno y cuarta de plata a nivel mundial.
Este desafío país por permanecer liderando en el sector minero, implica que las organizaciones incorporen la interoperabilidad, es decir ser capaces intercambiar y utilizar sus componentes o sistemas de formas más rápidas, mejor y con un mayor valor agregado en todo el trayecto, tanto desde el inicio de la estrategia, pasando por las etapas productivas, hasta llegar a sus proveedores y clientes. Esto es un paso imprescindible y va en línea con las actuales demandas que piden los escenarios internacionales.
Al respecto, José Fuentealba, Sales Manager de InterSystems Latam, explica que “no es tan complejo mover los datos de un sistema y llevarlos a un lugar, el problema es conectar el ecosistema completo y a la vez relacionar los datos entre sí. Un ejemplo, en una faena minera lo que tengo que saber es qué material se cargó, cuándo, desde que bloque y en qué momento fue descargado a la chancadora y no sólo tener en claro que se trasladó”.
Otra área importante corresponde a la relacionada a la ciencia de datos (también conocido como Big data) y a sus herramientas asociadas. Un ejemplo de ello, es el estudio “Big data en minería”, el que fue elaborado por la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile en 2020 y que afirma que el desafío importante de esta área dentro de la minería no es solo técnico en su dimensión más ingenieril o tecnológica, sino que también reacciona a la dimensión humana de la operación en cuanto a la gobernanza de la información (entendida como el acceso libre a la misma) y a los cambios, rotación e interacción de las personas.
Actualmente, las proyecciones de la industria, con un superávit estimado en 160 mil toneladas métricas para el metal rojo en 2024, de acuerdo con datos de la Comisión Chilena del Cobre (COCHILCO), sitúan que la demanda de este metal como positivas, favorecidas por aumentos en la demanda proveniente de China, Europa y Estados Unidos, debido a un incremento del consumo proveniente de la electromovilidad y energías renovables.
Esto implica que las empresas incorporen cada vez más datos sanos dentro sus estrategias, lo que hace que al día de hoy no sea posible visualizar el futuro sin ellos, ya que elementos como la predicción y anticipación de eventos y fallas, se refleja no sólo en una importante reducción en costos sino también en beneficios a la seguridad y la sustentabilidad.
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