Si bien el COVID-19 ya no es el virus de mayor circulación, siendo desplazado por la influenza, rinovirus y parainfluenza, sigue siendo prioridad para el Minsal, cuyas autoridades han reforzado el llamado a la vacunación. La propia ministra de Salud, Ximena Aguilera, no pudo asistir a la cuenta pública debido a que dio positivo por COVID-19.
A un año desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara el fin de la emergencia sanitaria global por COVID-19, aún son muchas las personas que están enfrentando las secuelas de esta enfermedad. Diversos estudios señalan que entre un 10% y un 30% de quienes padecieron COVID-19 en nuestro país sufren secuelas, como fatiga crónica, cefaleas, pérdida de los sentidos del olfato y el gusto, problemas cognitivos y trastornos del sueño. Estos efectos impactan profundamente la calidad de vida y la funcionalidad diaria de los afectados.
La directora del Magíster de Neurokinesiología de la USS, Claudia Martínez, destaca que el virus, además de afectar el sistema respiratorio, desencadena procesos inflamatorios que impactan el sistema cardiovascular y neurológico, con consecuencias en pacientes recuperados. Entre ellas, secuelas neurológicas graves que incluyen neuropatías periféricas, con síntomas como dolor, hormigueo y debilidad en las extremidades, y eventos cerebrovasculares como accidentes vasculares que pueden resultar en una pérdida significativa de la funcionalidad. El síndrome de Guillain-Barré, aunque raro, también ha sido asociado al COVID-19 y requiere rehabilitación específica para recuperar la funcionalidad.
Las complicaciones neurológicas del COVID-19 son multifactoriales, influenciadas por factores personales como la edad, predisposición genética y condiciones preexistentes, así como por factores del entorno, como la premura en la consulta y la adecuación del manejo médico.
Rehabilitación neurológica
La docente USS explica que la prevención y mitigación de estas secuelas es esencial. “Además de las medidas para prevenir la infección, como la vacunación y la higiene, es crucial controlar los factores de riesgo y manejar adecuadamente el proceso inflamatorio y de coagulación en pacientes infectados”.
En términos de tratamiento, la rehabilitación neurológica juega un papel fundamental. Evaluaciones detalladas, anamnesis completa y un enfoque integral y personalizado son clave para ayudar a los pacientes a recuperar la funcionalidad. Los profesionales de la salud, especialmente kinesiólogos, deben estar preparados para enfrentar estas secuelas y brindar el apoyo necesario para mejorar la calidad de vida de los afectados.
“Es vital continuar investigando y comprendiendo mejor los mecanismos biológicos y las estrategias de intervención más efectivas para estos pacientes. La neurorehabilitación debe adaptarse a las necesidades específicas de cada persona, considerando su entorno y tareas diarias, para lograr el máximo beneficio y funcionalidad”, indica la kinesióloga Claudia Martínez, Y advierte que para los pacientes con secuelas neurológicas post-COVID, es crucial seguir un régimen de rehabilitación intensivo y mantenerse en tratamiento, protegiéndose y cuidando su salud.
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