El director del Centro de Investigación en Fisiología y Medicina de Altura (FIMEDALT) de la Universidad de Antofagasta, Dr. David Andrade y la coordinadora del centro científico, Magister en Microbiología Aplicada, Camila Salazar, en conjunto lideran una investigación que estudia el efecto de la microgravedad en la fisiología de los seres humanos y animales mamíferos.
A través de un viaje simulado al espacio, se realizará un estudio a los órganos sensores que cuentan con la versatilidad de generar cambios cuando hay una exposición real a este tipo de ambientes donde se presencia la microgravedad.
En esta primera fase de la investigación se trabajará clínicamente con animales, donde se intervendrán con técnicas de quimiogenética, donde los quimiorreceptores periféricos actuarán como los principales sensores de oxígeno en el organismo, esto para tener los primeros resultados.
Durante tres años, los científicos de la casa de estudios realizarán esta investigación que tiene el apoyo financiero de la Oficina de Investigación Científica de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
El Científico y director del Centro de Investigación FIMEDALT de la Universidad de Antofagasta, Dr. David Andrade, explica que la simulación de la microgravedad es un estudio que se ha realizado en otras latitudes del mundo, pero este proyecto se caracteriza por someter en todo momento al individuo a esta condición.
“En esta primera fase vamos a trabajar con roedores, donde hemos generado un sistema de microgravedad simulado, el cual utilizaremos durante todo el tiempo del estudio. Es necesario explicar que la microgravedad, es lo que las personas experimentan cuando salen del planeta tierra, es decir una reducción de carga mecánica sobre el organismo”, señaló Andrade.
HIPOTESIS
El principal eje que buscan comprobar radica en la participación de los órganos sensores, es decir, su rol en la regulación fisiológica durante la estancia en ambientes de microgravedad. También se buscará analizar efecto de este ambiente en el microbioma intestinal.
“Nosotros proponemos que estos órganos sensores, es decir, los quimiorreceptores periféricos, funcionan cómo sensores de microgravedad, porque al no haber presión en estos tipos de ambientes, puede que el este órgano se distienda y comience a censar los cambios de flujos”, describe Andrade.
El académico de la UA agrega que la alteración de estos quimiorreceptores genera un cambio en el arco reflejo, lo cual provoca que la conexión entre cerebro y el intestino se modifique en su funcionamiento.
“Con esto vamos a buscar intervenir estos órganos sensores en microgravedad o después de salir de este ambiente. Así podremos generar contramedidas y estrategias con aplicación en salud para los astronautas que viajan al espacio. Podemos realizar esta intervención antes, durante y después de su expedición”, detalló.
En este sentido, la coinvestigadora del proyecto y coordinadora del Centro de investigación FIMEDALT de la UA, explica que el microbioma intestinal cumple un rol sumamente relevante en ser humano, esto por la síntesis de vitamina, recaudación de los nutrientes y sistema inmunológico.
“Se ha descrito que los astronautas pierden mucha masa muscular y una de nuestras hipótesis apunta a que se debe al desequilibrio del microbioma que se genera por la microgravedad. Esto porque hay bacterias que se ven disminuidas en estos ambientes, por lo tanto, creemos que no se puede sintetizar y asimilar los nutrientes y vitaminas”, comentó la coordinadora.
Salazar agregó que la hipótesis sobre la pérdida de masa muscular es una de las prioridades en materia de investigación que tiene la NASA.
“Este proyecto no solo cubre las simulaciones en el espacio, sino también el retorno. Esto es uno de los grandes desafíos que tiene Space X y la Nasa, porque no es sólo llegar al espacio, sino cual será la salud del astronauta una vez llegue a la tierra a retomar su vida”.
En este sentido, Andrade, comenta que los viajes son demasiados largos y la fisiología se ve afectada por lo extenso que son las expediciones hacia el espacio.
“Los astronautas cuando llegan a la tierra, llegan con un índice de masa muscular muy bajo, por lo tanto, el índice de fragilidad y caída es mucho más alto en estas personas”, cerró.
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