El crecimiento del programa va acompañado de un compromiso constante por brindar apoyo continuo a los estudiantes, garantizando su permanencia y éxito en la universidad.
Este año, el Programa de Acceso a la Educación Superior (PACE) celebra su décimo aniversario. Lo que comenzó como un proyecto piloto para hacer del sistema educativo chileno un espacio más equitativo e inclusivo, se ha consolidado en un apoyo crucial para miles de estudiantes. En la Universidad de Antofagasta, el PACE ha sido un agente de cambio, permitiendo que jóvenes construyan sus carreras y transformen sus vidas, derribando barreras y fortaleciendo sus sueños.
Una de esas historias de éxito es la de Carolina Araya Leiva, oriunda de Taltal, quien ingresó a la Universidad de Antofagasta a través del PACE y egresó de Pedagogía en Biología y Ciencias Naturales en 2022. “Todo mi esfuerzo rindió frutos”, afirma Carolina, quien recuerda que, en su etapa escolar, la idea de ir a la universidad parecía lejana, especialmente porque implicaba mudarse a otra ciudad. Enfrentó grandes desafíos, desde la presión académica hasta estar lejos de su familia, y en más de una ocasión pensó en abandonar su carrera. Sin embargo, gracias al apoyo del PACE y su propia determinación, logró perseverar. Hoy, Carolina trabaja en el mismo programa, retribuyendo el apoyo recibido y ayudando a otros jóvenes a cumplir sus metas.
La historia de Carolina ejemplifica el impacto transformador del PACE, que no solo facilita el acceso a la educación superior, sino que acompaña a los estudiantes en cada paso de su formación.
Desde 2014
El Programa PACE nació en 2014 bajo el Ministerio de Educación, con el objetivo de asegurar la preparación, acceso y acompañamiento académico y psicoeducativo de los estudiantes de establecimientos educacionales públicos prioritarios. La Universidad de Antofagasta fue una de las instituciones pioneras en el plan piloto, comenzando con seis liceos de la región: Liceo Técnico, Liceo Marta Narea, Liceo La Portada, Instituto Superior de Comercio, Liceo Mario Bahamonde y Liceo Oscar Bonilla.
“El PACE, ha crecido y evolucionado de manera significativa. Es un sistema integral que brinda oportunidades reales a los jóvenes con una trayectoria académica sobresaliente” señaló, Wilson Cortés Gómez, director del Programa PACE de la Universidad de Antofagasta. Quien ha estado involucrado desde el nacimiento de esta política pública y destaca el impacto que ha tenido el programa en estos diez años de funcionamiento.
Este compromiso inicial permitió que la primera generación de estudiantes PACE ingresara en 2016, con un total de 31 estudiantes. En ese momento, solo cinco universidades a lo largo del país estaban adscritas al programa. Actualmente, 29 instituciones de educación superior forman parte de esta iniciativa, lo que refleja la expansión y consolidación del PACE como un pilar para la equidad en la educación.
“Al inicio, el objetivo era difundir y fortalecer esta iniciativa para que más jóvenes pudieran beneficiarse al tener igualdad de oportunidades para aprender y desarrollarse en el ámbito académico y profesional”, añadió Wilson Cortés.
Alcance regional
Desde 2015, el PACE ha incorporado nuevos establecimientos de localidades como Calama, Tocopilla y Taltal, extendiendo su impacto y cobertura. Actualmente, el programa suma 14 liceos de la región, beneficiando a más de 831 estudiantes que han formado parte del programa en la Universidad de Antofagasta, muchos de los cuales han logrado graduarse como profesionales. Monty Meléndez Ruiz, coordinadora ejecutiva del programa, destaca que “no solo se trata de abrir las puertas de la universidad, sino de acompañarlos en cada etapa para que logren culminar sus estudios con éxito”.
El acompañamiento que brinda el PACE ha sido clave para que los estudiantes enfrenten los desafíos de la educación superior, asegurando que dispongan de herramientas y apoyo. “El impacto del programa se mide tanto en términos de acceso como en la persistencia hasta la graduación”, agrega Monty.
Karol Herrera, estudiante de cuarto medio en el Liceo Técnico de Antofagasta, representa el futuro prometedor que el PACE ofrece. Con buenas calificaciones y un fuerte liderazgo como presidenta del centro de estudiantes, Karol sueña con estudiar Pedagogía en Educación Física. Pese a sus dudas iniciales sobre su acceso a la universidad, al enterarse de que su liceo estaba adscrito al PACE, encontró una “luz de esperanza”. Recientemente fue invitada a la conmemoración de los 10 años del programa en Santiago, evento que la motivó a seguir adelante.
Historias como las de Carolina y Karol reflejan cómo el PACE ha sido un motor de transformación para jóvenes con talento, permitiéndoles superar barreras que antes parecían insalvables. A medida que el programa continúa creciendo, su impacto en la sociedad es cada vez más evidente.
De esta forma, la Universidad de Antofagasta reafirma su compromiso de construir una comunidad educativa equitativa, demostrando que, con el apoyo adecuado, cualquier sueño puede convertirse en realidad. En estos diez años, el PACE no solo ha abierto las puertas de la educación superior, sino que ha acompañado a los jóvenes en cada paso, asegurando que la universidad sea un espacio de crecimiento para todos.
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