Entre el 10 y 12 de julio se registraron las más bajas temperaturas del año en la alta cordillera del norte de Chile. En el caso de Putre, en la Región de Arica-Parinacota los termómetros registraron -21.6 grados Celsius el 12; en tanto, en la Región de Antofagasta, Ollagüe marcó una mínima de -19.5 grados el viernes 10.
El director del Centro Ingeniería en Mitigación de Catástrofes Naturales de la Universidad de Antofagasta (UA), Jorge Van Den Bosch, indicó que este tipo de temperaturas son consideradas polares. “Esto se puede explicar por la sostenida presencia del Anticiclón Pacífico Sur, o centro de altas presiones, que se ha mantenido muy estacionario hasta la zona cordillerana, permitiendo días muy despejados, entonces el escaso calor acumulado durante el día por la radiación del sol se va al espacio sin que nada lo atrape”, añadió.
Esto asociado con otros factores astronómicos originan heladas extremas en nuestro altiplano, asegura Van Den Bosch. “Sabemos que el año 1970 en Ollagüe, probablemente, fue el año más helado tanto del siglo pasado como del presente. Allí descendió hasta -46 ºC. Temperatura sólo comparable con los sectores selectos del mundo en heladas”, agregó.
Respecto al pronóstico para el resto del 2020, el geógrafo-hidrólogo y académico de la Facultad de Ingeniería UA, señala que es probable que se produzcan nuevas bajas. “Por otro lado, el estacionamiento permanente del Anticiclón en el desierto de Chile durante casi todo el invierno ha protegido al norte de la incursión de frentes de lluvia que hasta ahora atacan sólo hasta la zona central de nuestro país”, aclara.
“Así que mientras se mantengan estas heladas, estaremos a resguardo de lluvias intensas, que tanto daño han causado en el pasado reciente”, concluye Van Den Bosch.
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