Azul, negro, verde. No es el comienzo de nombrar los colores del arcoíris, sino más bien los diferentes tipos de hidrógeno que existen. Cada uno tiene sus características particulares que los diferencian y uno de ellos, el verde, reviste especial importancia para Chile. Tanta, que el futuro del país podría girar en torno a este.
Luego está el Hidrógeno Negro. Su nombre ya dice bastante. También apodado como café o gris, es el que se ha producido durante años a partir de energías no renovables, como el carbón o el petróleo. Es básicamente parte del problema y lo que se pretende reemplazar en los próximos años con el siguiente tipo de hidrógeno y el que es especialmente importante para Chile.
Hablamos del Hidrógeno Verde. El proceso para dar con este combustible es relativamente simple y es llamado electrólisis. Consiste en separar las moléculas de oxígeno e hidrógeno, necesitando para esto únicamente agua y electricidad. Al hacerse a través de energías limpias, como la solar, el procedimiento es totalmente “verde”. Este tipo en particular es tan relevante para Chile, que tiene la capacidad de transformar al país en un líder mundial. La razón de esto es la posición privilegiada en que se encuentra nuestra industria como potencia productora de hidrógeno verde, ya que posee territorios con algunas de las mejores radiaciones del mundo a nivel de suelo[i].
Víctor Opazo Carvallo, CEO de Solek Chile, empresa de origen checo que se dedica al desarrollo, construcción y operación de parques solares, con numerosos proyectos en Chile, comenta que “en la industria de las energías renovables tenemos perfectamente claro lo importante que es el hidrógeno verde para el país. Particularmente en la fotovoltaica, estamos sentando las bases y preparándonos para eventualmente dedicar una buena parte de nuestros recursos a esta generación. Podría transformarse literalmente en el futuro de Chile. Un futuro verde”.
La importancia que reviste el hidrógeno verde para la nación es tal, que muchos lo han considerado el “próximo cobre” en cuanto a que la economía podría girar en torno a esta generación y la cadena que se geste en torno a su producción. No es descabellado pensar en que tanto camiones, barcos y aviones podrían estar alimentados con este combustible, transformando la distribución en su totalidad en una completamente verde.
Además, serviría para aportar calefacción y potenciar tanto industrias como edificios residenciales y como materia prima para procesos industriales y muchísimos otros usos que podrían irse desarrollando a través de los años[ii], sin olvidar mencionar que aportaría a la descentralización y generación de empleo regional.
Leave a Reply