Desde que el Covid 19 azotó a la humanidad, todas las instituciones tuvieron que buscar estrategias para darle continuidad a los aprendizajes de los estudiantes. Muchas instituciones, de manera equivocada, han intentado simplemente trasladar la propuesta pedagógica del aula a lo virtual. Para lograr una comunidad educativa cohesionada, hará falta que todos nos involucremos en diseñar estrategias funcionales que generen aprendizajes significativos.
Un paradigma doble: neuroaprendizaje y constructivismo
El entorno virtual trajo dos problemas fundamentales. Trasladar la práctica docente tradicional a una pantalla no permite ni el neuroaprendizaje ni el constructivismo.
El neuroaprendizaje trata de estudiar cómo aprende el cerebro.
El constructivismo marca la pauta de que el aprendizaje debe ser una construcción propia, autoconstruida desde el material que ya se posee en diálogo con lo nuevo.
Una clase virtual puede exceder el tiempo de una clase presencial, pero solo trabaja con la palabra: una persona dice y otra persona escucha. La palabra permite aprender, pero para que el aprendizaje sea constructivista requiere de varios elementos que le permitan consolidar un verdadero aprendizaje.
La educación en entorno virtual debe tener sus propios mecanismos, estrategias, métodos y especialistas. En la medida en que se estudia, analiza y entiende el aprendizaje virtual, se da cuenta de que tiene varias metodologías y estrategias como e-learning, b-learning y m-learning. Todas ellas tienen elementos en común: Discuten la mayor o menor presencia de dos situaciones: el aprendizaje virtual sincrónico y el aprendizaje virtual asincrónico.
Sincronía
La cercanía, la conexión en tiempo real entre el docente y los estudiantes, permite recoger ideas, permite momentos reflexivos, permite la conversación. Sin embargo, también tiene límites. En la sincronía se pueden recoger diferentes criterios. Un joven adulto tiene habilidades que le permiten construir competencias digitales. El proceso sincrónico, con muchos distractores, con las pantallas de todos los compañeros, con cada compañero en un ambiente distinto, el cerebro recibe diversos estímulos. Esto genera que la mediación, que el aprendizaje no sea efectivo. En niños de hasta siete años, el exceso de lo digital podría generarse alguna desregulación y traer alguna conducta que antes no tenía.
El aprendizaje virtual debe darse con algunas características, con procesos sincrónicos y asincrónicos. Lo asincrónico hace referencia a todas esas referencias que el docente le presenta a sus estudiantes, pero que no requieren conexión en tiempo real. Un docente puede preparar una estructura que el estudiante atravesará y, al tiempo que la atraviesa, comprenderá distintos conceptos. El docente selecciona y crea recursos para que el estudiante cree su propio proceso de aprendizaje.
Asincronía
En lo asincrónico, se debe limitar el ruido, la interrupción de los elementos externos. El estudiante podrá concentrarse en su propio proceso.
Una justa combinación
Los expertos en educación virtual coinciden en que es muy importante la combinación de sincronía y asincronía. No necesariamente para desarrollar un aprendizaje virtual se requiere estar conectado en tiempo real y estar observándonos unos a otros. En muchas oportunidades, quienes no tienen clara la noción o las bases pedagógicas con que se desarrolla esto se cuestionan si el tiempo que el docente invertía en el aula (normalmente una hora y media) sería efectiva o no. El hecho de que el docente se conecte solamente 30 minutos no vuelve menos efectiva la situación de aprendizaje. Si bien ese pensamiento es una condición natural, trasladar la lógica presencial a lo virtual, sin conocer sus estrategias, metodologías ni esencia es un problema.
Aprendizaje virtual sincrónico y asincrónico
El diseño de situaciones de aprendizaje puede ser muy importante para resolver este problema. El docente piensa y establece estrategias acordes al neuroaprendizaje y el constructivismo.
Lanzamiento
Un primer paso posible es el lanzamiento, esa primera experiencia en la que se considera una valiosa oportunidad para que el estudiante se pregunte de qué tratará el tema de la clase. Un reto abrirá esa experiencia. Es muy significativo para el cerebro porque le permite ajustarse y estar listo para el nuevo conocimiento. Puede llegar a generar interés y emoción. Las endorfinas, ese neurotransmisor, se activará para conducir el conocimiento que el estudiante ya tiene con el nuevo.
Exploración
El segundo paso es la exploración. Este paso es fundamental para que el estudiante contacte al objeto de estudio. Esto implica tener la posibilidad de comprender, aprender y enfrentarse al nuevo conocimiento que el docente le plantea. En esta parte de la exploración se busca una estrategia con mucha mediación. Toda la situación ya incluye la mediación, todo aquello que el docente ingenia, crea y diseña y le permite construir un puente para hacer llegar el conocimiento al estudiante.
En la educación presencial, el docente es el elemento mediador.
En la virtualidad ya no está el docente, entonces la estrategia tiene que ser mediada para una fácil comprensión del estudiante.
Experimentación
El tercer paso es la experimentación y la socialización. Una de las grandes debilidades del aprendizaje durante la pandemia fue la falta de socialización. La socialización, el compartir con pares, puede generar mucho mayores aprendizajes que lo que parta del docente. Por eso es parte de la situación de aprendizaje. Aquí, el estudiante puede cuestionarse el nuevo conocimiento, la nueva habilidad, y puede ver cómo lo involucra en su contexto. ¿Lo ve a su alrededor? ¿Lo puede situar en su familia?
La socialización implica demostrar, explicar, a otros. Ahí aparecen en juego los miembros de familia que estén en casa o el diálogo por medio de tecnologías, para llegar a puntos comunes.
Aplicación
El cuarto paso es la aplicación y ejercitación. Se trata de hacer uso de las habilidades adquiridas para demostrarlas a través de un proceso contextual o de una situación real. En este apartado se espera que el estudiante pueda desarrollar sus habilidades y mostrar que las ha afianzado.
Reflexión
Por último, el proceso cierra con la reflexión. Se trata de la metacognición. El estudiante debe poder pensar para qué le servirá lo aprendido y en qué momento podrá llegar a serle útil. Puede también mostrar dudas que le hayan quedado de todo el proceso.
Un gran reto
Los tiempos de cambio son adecuados para grandes aprendizajes, para grandes avances, para lanzarse hacia lo nuevo sin miedo, pero sabiendo también que los grandes retos educativos deben ser estudiados para poder dar sus frutos.
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