Eco-envases: el nuevo campo que se abre para las recolectoras de algas de caleta El Bote

narcisa (1)Proyecto impulsado por la Universidad de Antofagasta busca dar nuevos usos a los productos extraídos del mar, con especial foco en el oficio femenino.

Narcisa Tapia Rivera se ha dedicado los últimos 13 años a la recolección de algas, una actividad difícil y sacrificada, cuyos resultados nunca están asegurados. “Uno puede pasar 5 o 6 veces por el mismo lugar y no encontrar nada, y en otras ocasiones pasas una vez y hay muchas algas”, señala la mujer.

Hoy toda la producción de Narcisa, y de las demás integrantes del sindicato de recolectores “Algas Miras al Futuro”, de caleta El Bote, va al extranjero, donde es altamente demandada para la fabricación de cremas y cosméticos, es decir, el alga que con tanto esfuerzo recoge, no es más que una materia prima básica, sin valor agregado.

Pero esta realidad podría cambiar para Narcisa y sus compañeras de sindicato, pues la trabajadora fue invitada a participar en el proyecto “Transferencia desarrollo de productos de consumo animal y eco-envases de macroalgas” (código 40014838-0), cuya finalidad es dar un uso innovador a las algas marinas que se recolectan en la Región de Antofagasta, con especial foco en el oficio femenino.

“Es una oportunidad importante para nuestro sindicato y las compañeras que lo integramos, porque nos permitirá aprender nuevos conocimientos, nuevas tecnologías en base a las macroalgas”, dijo la trabajadora, que espera a través de este proyecto ampliar sus oportunidades a futuro.

¿Cómo fue su llegada a la ciudad desde la Región de Coquimbo?

Cuando llegué a Antofagasta, me fui directo a caleta El Bote, porque ahí estaba reunida toda la familia de mi actual pareja. Debo confesar que el principal motivo de mi llegada a esta hermosa bahía y ciudad fue por amor. Y también gracias a mi pareja emprendí este viaje en la recolección de algas.

¿Qué recuerda de su primera experiencia recolectando algas?

Mi primera experiencia fue un poco chistosa, porque donde crecí, sólo conocía el luche y el cochayuyo como algas comestibles. Cuando me invitaron a conocer las algas acá en la caleta, pensaba que todo era cochayuyo, pero no era así. Con el tiempo aprendí a diferenciarlas, ya sé dónde están, cómo buscarlas en el mar, y todo el proceso que tienen naturalmente.

¿Puede explicar cómo se trabaja en la recolección de algas?

La recolección de algas es algo a la suerte del día, porque uno puede pasar 5 o 6 veces por un lugar y no encontrar nada, o al contrario puedes pasar una vez y encuentras muchas algas. Eso ocurre porque nosotros trabajamos con el alga varada, es decir, dependemos de las marejadas, corrientes, vientos y también de que no sea extraída antes que llegue a la orilla, porque a veces hay embarcaciones que la recogen en el mar anticipadamente.

¿Cómo se organizan para trabajar?

Nosotros recogemos las algas frescas, y cada integrante del sindicato uno tiene una zona de la playa donde deposita lo que recoge. Por organización nuestra, ningún recolector o recolectora interviene con otro, es decir, cada uno saca su porción de algas. Después que las algas están secas, viene un camión de una comercializadora que las compra, las procesa y la vende al extranjero.

En su condición de presidenta del Sindicato Algas Miras al Futuro, ¿cómo valora la participación de las mujeres en el rubro alguero?

Nosotros tenemos una experiencia bien bonita, las mujeres de este sindicato son súper activas, con el tiempo nos hemos ganado el reconocimiento de nuestros compañeros y de las organizaciones que nos ven desde afuera. Tanto así, que el año pasado comenzamos a trabajar en una mesa multisectorial de la mujer en la región. Además, estamos en una mesa nacional de la pesca representando a todas las mujeres recolectoras de algas de la zona.

¿Por qué decidió participar en el proyecto “Transferencia desarrollo de productos de consumo animal y eco-envases de macroalgas” (código 40014838-0) ejecutado por la Universidad de Antofagasta?

Este proyecto nos llamó la atención en nuestro sindicato, porque tiene una propuesta de desarrollo sostenible, que busca reducir el impacto medioambiental que estamos sufriendo a raíz de la contaminación. Esta iniciativa entregará nuevos conocimientos e innovación sobre las macroalgas que extraemos día a día.

¿Qué siente al ser considerada en este proyecto de impacto regional?

La verdad estoy muy ansiosa, tengo muchas ganas de partir y comenzar a trabajar en el proyecto. Sin duda, lo más importante es que vamos a conocer y aprender nuevas tecnologías, nuevos productos. Y demostrar que las algas, en vez de ir al extranjero, se pueden quedar acá para dar un nuevo uso, por ejemplo, para la producción de eco-envases. Además, siento que es el momento de aprovechar la oportunidad que nos el Gobierno Regional de Antofagasta por medio del fondo de ​innovación para la competitividad y la Universidad de Antofagasta, porque nos permite ampliar nuestro horizonte laboral y un gran aprendizaje que podemos obtener a través de esta gran iniciativa.

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