Decano Facultad Medicina y Ciencia U. San Sebastián
Desde el inicio de la pandemia de COVID 19, se estima que a nivel global más de 610 millones de personas se han infectado y cerca de 6.5 millones han fallecido a consecuencia de esta infección respiratoria. En Chile, se han notificado alrededor de 4.6 millones de casos y 61.000 fallecimientos producto de complicaciones del COVID 19.
Luego de más de 2 años de pandemia, hemos aprendido que el SARS-CoV-2, al igual que otros virus respiratorios, se transmite principalmente por contacto estrecho con gotitas de saliva y secreciones respiratorias de infectados y, por lo tanto, el aislamiento de los casos, el uso de mascarillas y el aseo frecuente de manos son las medidas no farmacológicas mas efectivas para prevenir los contagios.
La transmisión aérea no cercana, al igual que el contacto con superficies inanimadas potencialmente contaminadas con el virus, tienen mucho menor relevancia como vías de transmisión de este microorganismo.
Las cuarentenas, la búsqueda activa de casos y sus contactos, el aislamiento de éstos y el uso de mascarillas fueron esenciales para contener la expansión del virus y evitar infecciones y muertes, especialmente antes de que las vacunas estuvieran ampliamente disponibles para toda la población. Todas estas medidas, junto con el manejo especializado de los casos graves, evitaron muchos millones de muertes en todo el mundo.
Durante esta pandemia, fuimos también testigos de la aparición de nuevas variantes del virus, que explican las sucesivas olas de contagios y que resultaron en avances y retrocesos en el curso de la pandemia, que pareciera estar llegando a su fin.
En este nuevo escenario, con la mayor parte de la población vacunada, con un menor número de nuevos casos y fallecimientos, es posible avanzar e ir flexibilizando y eliminando algunas de las exitosas medidas que se implementaron durante este tiempo.
Sin embargo, el virus SARS-CoV-2 seguirá circulando y aunque reforzaremos periódicamente la inmunidad con vacunas para combatirlo, las medidas de autocuidado han demostrado su eficacia para prevenir su contagio y son ya parte de nuestra rutina diaria.
Por eso es importante recalcar que el uso de la mascarilla seguirá siendo obligatoria en los centros de salud y altamente recomendable en situaciones de mayor riesgo de contagios como en medios de transporte y otros lugares cerrados con escasa ventilación.
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