“Las temperaturas máximas y el déficit de precipitaciones aparecen como los principales factores responsables, gatillado por las preponderantes igniciones humanas y exacerbado por un paisaje de vegetación inflamable, fuertemente dominado por especies exóticas”, explica.
El Dr. Mauro González, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile, Director del núcleo de investigación de excelencia Centro de Fuego y Resiliencia de Socio-ecosistemas (FireSES) e investigador principal del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, entrega algunas recomendaciones para prevenir incendios forestales, precisamente en la época estival, cuando más episodios de este tipo se producen en el país.
El académico indica que el tipo de vegetación, topografía, condiciones climáticas estacionales (temperatura máxima, humedad y viento) y actividad humana son los principales factores que determinan su ocurrencia y propagación.
“Las temperaturas máximas y el déficit de precipitaciones aparecen como los principales factores responsables, gatillado por las preponderantes igniciones humanas y exacerbado por un paisaje de vegetación inflamable, fuertemente dominado por especies exóticas”, explica.
Se sabe que las causas de los incendios radican principalmente en las acciones humanas, representando más del 95% a nivel nacional, donde un tercio corresponde a incendios intencionales (31%).
Además, el académico señala que el cambio de uso y cobertura del paisaje favorecen los megaincendios. “Los estudios indican que el fuego afecta preferentemente a plantaciones exóticas, y bosques nativos invadidos por especies exóticas, seguido de pastizales y matorral, tipos de vegetación que proporcionan abundante y continua biomasa inflamable que favorece la propagación de grandes incendios”, enfatiza.
Es por eso que la recomendación es avanzar hacia paisajes más resilientes frente al cambio climático. “Existe la necesidad de un cambio de estrategia en la gestión de incendios forestales. Como ha sido observado en distintos países en Europa, Norteamérica y Australia, el modelo tradicional de extinción de incendios está siendo superado y es necesario adaptarse a este nuevo tipo de incendios catalogados de 5ta y 6ta generación que serán más frecuentes en el futuro. Una de las estrategias clave en este proceso de adaptación incluye rediseñar la configuración estructural del mosaico del paisaje (tipo, ubicación y carga de combustible) de manera de reducir su vulnerabilidad”, afirma.
“Frente a un escenario futuro más seco y cálido, se debe avanzar en una estrategia de gestión integral de los incendios, que incluya una fuerte estrategia de prevención así como una política de adaptación que incluya el manejo y restauración de los bosques nativos y la diversificación socioeconómica en el uso del territorio”, puntualiza.
Por otro lado, en lo que se refiere a la responsabilidad individual y de la comunidad en la ocurrencia de incendios, ésta tiene un rol fundamental. La mantención de fajas de protección alrededor de sus viviendas y extremar las medidas de seguridad y no hacer fuego, en especial en días de altas temperaturas y viento, es clave, finaliza el Dr. González.
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