Hacer deporte trae beneficios para la salud y el bienestar en general, pero debe equilibrarse con una ingesta de alimentos adecuada.
· El Director del Magíster en Deportes y Actividad Física de U. Autónoma, da consejos de alimentación para personas que ejercitan regularmente
El ejercicio físico es para muchos una verdadera pasión y, al mismo tiempo, una fuente de valiosos beneficios para la salud y el bienestar general. Alimentarse de manera adecuada es la llave para que quienes entrenan habitualmente puedan capitalizar esas ventajas.
El entusiasmo por la autosuperación en el entrenamiento y la rutina saludable puede generar la inquietud por adoptar, en el plano de la nutrición, las prácticas de los deportistas profesionales. Ese impulso no resulta del todo acertado.
Al respecto, Aldo Martínez, director del Magíster en Deportes y Actividad Física de la Universidad Autónoma, explica: “Las dietas de los deportistas de alto rendimiento son habitualmente hipercalóricas o bien hiperproteicas pues ellos realizan actividad física de alta intensidad que requiere esa cantidad de calorías para metabolizar. Sin embargo, un sujeto que no es este tipo de deportista no necesita tales niveles, porque su gasto energético será menor. Esto provocará un balance positivo de calorías generando aumento de peso o de masa grasa”.
Por eso, el especialista brinda una serie de recomendaciones esenciales para quienes hacen actividad física regular, pero no de alto rendimiento. “En términos generales, la dieta debe ser balanceada en hidratos de carbono, proteínas, grasas, minerales y vitaminas. En cuanto a las fuentes de energía, cuatro a seis horas antes de realizar la actividad física, se debe favorecer la ingesta de hidratos de carbono, también llamados azúcares, por su mayor velocidad de metabolización y disponibilidad de energía”, indica Martínez.
Para calibrar la dieta, aclara que es necesario diferenciar entre realizar actividad física o algún deporte en particular.
Una dieta a medida
Cuando se inicia un plan de ejercicio o de entrenamiento, es importante disponer de fuentes de energía, que provienen en especial de hidratos de carbono y proteínas. Además, según el experto, se deben tener en cuenta los alimentos ricos en vitaminas y minerales para mantener un adecuado equilibrio electrofisiológico del sistema muscular.
“En general las pautas alimentarias de un deportista dependen de diversos factores como las características individuales del sujeto, el metabolismo, el tipo de deporte, la duración de la actividad física, la edad y el género”, destaca el Director del Magíster en Deportes y Actividad Física U. Autónoma.
Si bien queda claro que no existe un plan universal por edad, Martínez brinda algunas sugerencias para quienes entrenan en cada etapa de la vida:
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Para un deportista de 20 años: Consumir carbohidratos complejos, proteínas y grasas saludables de manera equilibrada. Hidratarse adecuadamente antes, durante y después del ejercicio.
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Para un deportista de 30 años: Aumentar ligeramente la ingesta de proteínas y priorizar alimentos ricos en antioxidantes.
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Para un deportista de 40 años: Incrementar el consumo de calcio, vitamina D y la incorporación de antiinflamatorios, como pescado graso para reducir la inflamación asociada con el ejercicio y el envejecimiento.
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Para un deportista de 50 años y más: Priorizar la ingesta de alimentos ricos en fibra y vitaminas del complejo B.
Además, recomienda unas claves generales para las personas que practican deporte de manera amateur. Ante todo, informarse acerca de las características del deporte que están practicando para comprender mejor las exigencias a las que será sometido el cuerpo. Además, priorizar el hidrato de carbono antes del ejercicio e hidratarse adecuadamente antes, durante y después de la actividad. Por último, incluir en la dieta ingredientes ricos en minerales (electrolitos) para una adecuada función cardiaca y muscular. La alimentación es un importante pilar a la hora de poner el cuerpo en movimiento.
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